Mucho antes que Astérix se convirtiera en uno de los cómics más vendidos de la historia, que su personaje diera la vuelta al mundo junto al Obélix y los otros galos, sus padres, René Goscinny y Albert Uderzo, habían dado a luz otros personajes, uno de los más reconocidos a la vez que olvidados es Umpa-pá. El hermano grande del Astérix —tanto por medida como por antigüedad— fue creado el 1951 para una revista americana, pero la idea no cuajó, y no fue hasta el 1958 cuando sus padres decidieron recuperarlo y asociarlo con Hubert de la Pasta de Hojaldre.
Umpa-pá y los indios
Umpa-pá es un piel roja, concretamente un javajavá, la fuerza del cual y su habilidad lo convierten en el mejor guerrero del «Nuevo Mundo». A pesar de esto, solo lleva una pluma en el jefe, porque no le gusta matar a los animales por las plumas. Ataviado siempre con dos colas, Umpa-pá es un hombre fiel y guiado por las reglas del honor y el comportamiento de los animales que lo rodean, como el puma, su tótem. Su tribu, liderada por Bisonte-Gordo —que siempre se olvida de decir «Bisonte-Gordo ha hablado»—, está formada por su brujo, Como-Llueve; el anciano del consejo Solo-un-diente —que después de que le caiga, pasa a ser Solo-un-diente-le-cayó-y-ya-no-tiene-diente—; además de estos, de los javajavà también conocemos a los padres del Umpa-pá, en Papa-pá y la Mama-pá.
En las últimas páginas de Umpa-pá el piel roja, nos presenta a los pies planos, una tribu rival de los javajavá, que, en el álbum Umpa-pá en el sendero de la guerra, no dudarán a enfrentarse con ellos en el campo de batalla. El jefe de los pies planos es en Sapo-Rencoroso, también conocemos su hermano —un vendehúmos que levanta ni un palmo de tierra—, en Frente-Pequeño, y su brujo, en Cielo-Encapotado.
En la última aventura de Umpa-pá, Umpa-pá contra Hígado-Enfermo, aparece otra tribu deseosa de entablar combate y vencer a los javajavá, los ojos morados, encabezados por Hígado-Enfermo, un jefe pequeño, con sombrero de Napoleón y una obsesión para comportarse como los europeos.
Seguramente, si las aventuras de Umpa-pá no hubieran acabado en su quinto álbum en 1962, las dos tribus enemigas hubieran reaparecido en más de una ocasión así como, con total probabilidad, se hubieron presentado otros diferentes.
Hubert de la Pasta de Hojaldre y los europeos
Después de que Umpa-pá viajase al pasado y se estableciera en el siglo XVIII, no podía protagonizar todas las aventuras en solitario, necesitaba un contrapunto, alguien que fuera su amigo y, al mismo tiempo, provocara situaciones que dieran lugar a otras aventuras. Así fue como nació, Hubert de la Pasta de Hojaldre, un joven caballero de la corte que ha sido trasladado a los enclaves de las colonias americanas del Rey. Después de un primer momento en que su vida cuelga de un hilo, Hubert y Umpa-pá se convierten en amigos y hermanos, colaborando en cualquier situación que amenace a los javajavà o a los habitantes de Fuerte Pequeño.
Los habitantes de este fuerte, no son otros que los soldados del rey enviados a las colonias, al frente de los cuales hay dos hombres de nombre desconocido, el Comandante y el Oficial de Guardia —un personaje mucho de moda a las cortes reales europeas del siglo XVIII—; además de estos dos, uno de los habituales de Fuerte Pequeño hubiera podido ser Old Bully, un trampero que aparece en Umpa-pá en el sendero de la guerra, y está tan definido que todo hace pensar que hubiera podido acontecer en uno de los personajes habituales de la serie.
Cuando Hubert y Umpa-pá viajan a Europa —nunca se nombra el país, pero no es difícil ver las características de la corte francesa—, el Rey recibe a los dos héroes —recordamos que acaban de capturar al pirata Brake— y les encarga una misión secreta. Junto al Rey, está el Duque de Chassure, el Gran Camarlengo, al que Umpa-pá trata como un igual. Estos dos personajes, muy probablemente, si Umpa-pá hubiera seguido, se hubieron convertido en los referentes del continente, donde la pareja hubiese podido vivir más de una aventura.
Los últimos personajes europeos que son presentados son los prusianos, que desembarcan ante el Fuerte Pequeño para entablar combate, entre los cuales destaca su emisario, Frantz Ktazelblummerswishundwagenplaftemboom, el nombre del cual fue creado por Goscinny, que se divertía repitiéndolo constantemente, siente el personaje con el nombre más largo registrado en la historia del cómic.
El origen de Umpa-pá
A pesar que ahora todos conocemos a Umpa-pá por sus aventuras junto a Hubert de la Pasta de Hojaldre, mucho antes de encontrarse con este caballero europeo, Umpa-pá vivió en el siglo XX, aunque solo fueran unas seis planchas.
El año 1951, la pareja de autores formada por René Goscinny y Albert Uderzo, empezaron a trabajar y a crear juntos, uno de sus primeros héroes fue Umpa-pá, pero no como ahora lo conocemos. Ese Umpa-pá vivía en los Estados Unidos del siglo XX, en medio de una de las mayores civilizaciones de hoy en día, pero él y su tribu no, ellos vivían anclados en sus rituales y sus costumbres ancestrales, dando como resultado una contraposición de dos culturas que también se vería más tarde entre galos y romanos.
Por suerte o por desgracia —según cómo se mire—, mientras Goscinny estuvo en los Estados Unidos por segunda vez con la revista TV Family de la editorial Dupuis, intentó vender las planchas, puesto que se habían realizado pensando en el mercado norteamericano, pero, al igual que pasó con Lucky Luke, las aventuras de Umpa-pá no gustaron, y Goscinny volvió hacia Europa con ellas, para dejarlas en un cajón hasta una mejor ocasión.
Umpa-pá, el piel roja
Después de siete años de reflexión, Goscinny y Uderzo entraron en contacto con la revista Tintín, siendo contratados como artistas habituales del hebdomadario belga. Es entonces cuando la pareja decide recuperar aquel joven y valiente indio que fue rechazado en un primer momento para ser publicado en los Estados Unidos. Pero en esta ocasión lo hacen viajar en el tiempo, y lo llevan en el siglo XVIII, justo en medio de la era de la colonización, porque se enfrente a otras tribus nativas así como a los conquistadores, entre los cuales encontraremos en su nuevo compañero de aventuras, Hubert de la Pasta de Hojaldre.
Habiendo estado siete años en el limbo y teniendo en cuenta que las seis planchas nunca fueron editadas, los autores decidieron volver a presentar al personaje. En Umpa-pá, el piel roja, veremos como Hubert llegar al «Nuevo Mundo» con ansias conquistadoras, pero inmediatamente desprendido de pisar el continente ya se apresurado por el más grande guerrero de la tribu de los javajavá, el Umpa-pá, que, al retirarle la cabellera, descubre que en té dos, bautizándolo con el nombre de Doble-Cabellera. Una vez estén en el poblado, el Umpa-pá se tendrá que enfrentar a Solo-un-diente, que quiere matar al prisionero, mientras el que lo primero se niega. Para demostrar que Hubert pertenece a Umpa-pá, el guerrero indio tendrá que superar una serio de pruebas.
Umpa-pá en el sendero de la guerra
Si en Umpa-pá, el piel roja volvimos a conocer al héroe de estas aventuras, en Umpa-pá en el sendero de la guerra nos adentramos un poco más en las costumbres de los javajavá. Goscinny y Uderzo nos explican cómo es el día a día de esta tribu, justo antes de que empiece una guerra. Después del encontronazo que tuvieron con algunos pies planos, entre ellos en Frente-Pequeño —hermano del jefe de la tribu—, Umpa-pá es escogido como emisario para dialogar con el enemigo. Después de no ponerse de acuerdo con en Sapo-Rencoroso, Umpa-pá vuelve a su poblado, donde los javajavá, liderados por su jefe, desentierran el hacha de guerra. Ambas tribus se prepararán para un combate a muerte a las llanuras con sus gritos y sus danzas de guerra. Todo este ajetreo no pasa desapercibido por los soldados de Fuerte Pequeño, donde Hubert de la Pasta Hojaldre decide aliarse con los javajavá, pero de camino al poblado es capturado y el Umpa-pá hará todo el que pueda para salvarlo de los pies planos.
Entrelazando un episodio con otro, Uderzo y Goscinny nos llevan otra magnífica aventura de Umpa-pá, que a pesar de ser una ficción cómica, está muy bien documentada, puesto que Goscinny tenía un fondo muy respetable de información sobre los nativos norteamericanos que había acumulado para la elaboración de los guiones de en Lucky Luke.
Umpa-pá y los piratas
Después de la victoria sobre los pies planos en Umpa-pá en el sendero de la guerra, nuestro protagonista está pasando unos días con el Hubert en el Fuerte Pequeño. Será allí donde conocerá a los caballos, unos seres que los resultarían muy prácticos a su tribu para cazar o para luchar, y siempre se los podrían comer. Así pues, después de ir a su poblado y anunciar el motivo de su partida, Umpa-pá y Hubert emprenden el viaje hacia las tierras del Rey a bordo del Arrogante. Pero el que tenía que ser una travesía tranquila, se convierte en una batalla naval cuando el malvado pirata Brake, a bordo del Horrible, se cruza en su camino haciéndolos entrar en combate contra uno de los más peligrosos y temidos piratas del océano.
Los piratas encabezados por en Brake son, claramente, el precedente a los piratas de en Barba-Roja, habituales a las aventuras de la Astérix. Las similitudes son numerosas, por ejemplo, el capitán es un hombre rudo, pero que pierde la compostura ante los protagonistas; la continua autodestrucción de su barco; la incapacidad, por parte de la tripulación, de hacer las cosas bien a la primera, así como la manera de abordarlos por parte de los héroes. Pero, en el caso de los hombres de en Barba-Roja, nunca llegan a ser más que unos secundarios alocados y entrañables, mientras que en este álbum de Umpa-pá los piratas son un rival peligroso a vencer.
Umpa-pá y la misión secreta
Después de la poco tranquila travesía de Umpa-pá y los piratas, nuestro héroe piel roja llega a Europa, y será ahora por primera vez cuando sus costumbres chocarán de pleno con las de la sociedad europea. Recibos por el Rey, Hubert y Umpa-pá emprenden el camino hacia Marcassonne, un puerto del sur donde los espera el Arrogante y cincuenta caballos para la tribu de Umpa-pá. ¿Porque tienen que hacer este camino? Pues porque el Rey les ha dado un mensaje secreto para el comandante de sus fuerzas a las colonias, y para despistar a los posibles espías cruzarán el país a caballo… Pero Europa las paredes tienen orejas, y enseguida serán perseguidos por un misterioso hombre.
Esta es la cuarta aventura de Umpa-pá pero la primera que tiene lugar completamente en Europa, donde una población snob no hace más que aglomerarse y sorprenderse por la presencia de Umpa-pá. A pesar de que es la única aventura a Europa, la buena elaboración de los personajes del Rey y de sus consejeros, hace pensar que los autores tenían pensado hacerlo volver en más de una ocasión al viejo continente.
En esta aventura se ven algunos rasgos de la obra de Goscinny y Uderzo, por ejemplo, la utilización de una carreta como hilo argumental, se asimila mucho a algunas aventuras de Lucky Luke, o el hecho que Umpa-pá crea que los europeos están locos, algo que nos hace pensar, sin duda, en el bueno del Obélix.
Umpa-pá contra Hígado-Enfermo
Umpa-pá y Hubert de la Pasta de Hojaldre han vuelto a las colonias, han vuelto a casa. Con los javajavá presentes, el comandante de las fuerzas del Rey lee el importante mensaje que tantos problemas se los dio a Umpa-pá y la misión secreta. El misterio es desvelado, el Rey ha declarado la guerra a su primo, el rey de Prusia, por eso, este último ha enviado un contingente para que se enfrente a las fuerzas de Fuerte Pequeño. Cuando llegan los prusianos, los javajavá deciden salir del fuerte para volver a su poblado, y lo hacen al más puro estilo de los irreducibles galos, arrasando. Después de la topada inicial, los prusianos deciden buscar una alianza con alguna tribu de indios, y después de la negativa de los javajavá, los escogidos son los ojos morados, encabezados por Hígado-Enfermo.
Una de las curiosidades de este álbum es el nombre del parlamentario prusiano, Frantz Ktazelblummerswishundwagenplaftemboom, creado y repetido constantemente por Goscinny. Por otro lado, tenemos el aspecto de Hígado-Enfermo, una parodia de Napoleón, puesto que incluso se explica el porqué de la situación de su mano, se cogía el hígado porque no le hiciera daño.
Desafortunadamente, a pesar de que los autores ya empezaban a coger el clichés correctos para llevar a buen puerto el tono en las aventuras de Umpa-pá, decidieron abandonar la serio en 1962 —justo cuando un pequeño galo se los empezaba a dar mucho trabajo—, convirtiendo este quinto álbum en el último de Umpa-pá, después de que en una encuesta a los lectores hecha en la revista Tintín, Umpa-pá quedará muy por debajo de las expectativas de los autores. Es cierto, que Umpa-pá fue el campo de pruebas de Astérix, por lo que si bien fue un personaje que desapareció —como muchas vez sucede en el mundo del cómic—, sirvió para que Goscinny y Uderzo tuvieran un firme base para desarrollar a su gran creación.