Uno de los grandes pesares del aficionado a los videojuegos de hoy en día no es otro que los DLC’s, un contenido solo destinado a sacarte el dinero de los bolsillos por el simple hecho de no haber sido incluido en su videojuego de origen. Las productoras siempre nos los venden como «una manera de expandir el universo», «una extensión de la historia» y un largo etcétera de eufemismos para decir: «como sabemos que lo vais a comprar igualmente, os lo cobramos dos veces». Sin embargo, a veces, la industria del videojuego nos demuestra que el material adicional existe, es de calidad y merece la pena pagar por ello, como es el caso de Uncharted: El Legado Perdido.
Lo que empezó siendo un expansión al estilo de The Last of Us: Left Behind, al demostrar su calidad, tanto argumental como técnica, fue creciendo de forma exponencial hasta convertirse en un videojuego por sí solo, y aunque breve, no tiene desperdicio.
Después de la conclusión de la historia de Nathan Drake en Uncharted 4: El Desenlace del Ladrón, parecía que el universo de Uncharted había llegado a su fin, pero los genios de Naughty Dog decidieron coger dos personajes secundarios y darles su propio arco argumental más allá de Drake. En esta ocasión controlaremos a la ladrona Chloe Frazer que va tras la búsqueda del mítico Colmillo de Ganesh, una antigua reliquia de gran valor y poder —como no podía ser de otro modo, al fin y al cabo es la quinta entrega de una franquicia—, pero para hacerse con ella no estará sola sino que contará con una aliada de armas tomar, Nadine Ross, la que fuera una de las antagonistas de la última aventura de Nathan Drake. Sin embargo, no será un simple paseo por las misteriosas junglas de la India resolviendo puzzles y descubriendo tesoros, ya que tendrán un duro competidor, Asav, un líder rebelde y ex-agente del ejército hindú, que tiene intención de hacerse con el Colmillo para su propio uso y beneficio.
Al principio dudas de la calidad de este videojuego al ser un subproducto de algo tan grande como es Uncharted, sin embargo, una vez superas la primera misión te das cuenta de que, a pesar de la ausencia de los grandes personajes de la saga, sigue manteniendo su esencia. Como no podía ser de otro modo, durante la aventura se mezclan momentos de acción, tiroteos y resolución de puzzles, todos del mismo estilo de los visto hasta ahora. Sin embargo es en la historia en la que nos fijamos que Uncharted podría seguir teniendo una gran estela mientras haya reliquias por descubrir, ya que tiene esos detallitos que tanto gustan: el buen humor, la historia con un fondo estudiado, los personajes que son algo más que meros avatares, etcétera, etcétera.
Alguien podría decir que es un juego breve e innecesario, y yo le podría responder que… Sí, es ambas cosas. A diferencia de las cuatro entregas anteriores, lo que se tarda en superarlo —o lo que se tarda en disfrutarlo, según se mire— se ve reducido a la mitad o, incluso, a una tercera parte ya que en apenas unas cinco horas llegaremos a la pantalla de los créditos. Del mismo modo, es un juego que, teniendo los otro cuatro, no era necesario, ya que Naughty Dog ya demostró que era un gran estudio a la hora de crear aventuras de acción en tercera persona, y se descubre que Uncarted: El Legado Perdido no es más que un DLC que se les fue de la manos.
A pesar de ello, nadie quedará decepcionado cuando se haga con este videojuego, ya que cumple con nota las expectativas que tengamos puestas en él tanto. En el aspecto jugable, aun estando por debajo del nivel de las anteriores entregas, es un episodio más de esta brillante franquicia, por lo que está muy por encima de la media de su género. Por otro lado, en su aspecto visual, al nutrirse del mismo motor gráfico que su predecesor, habrá momentos en los que creeremos estar viendo viendo una película interactiva de acción real y los escenarios nos parecerán tan auténticos como tangibles, casi atravesando la pantalla.
En resumidas cuentas, Uncharted: El Legado Perdido es un digno sucesor de las anteriores entregas, y nos permite ver que mientras se busque algo más que hacer dinero, es una franquicia que tiene mucho que ofrecer.