Hay algunos momentos en la vida —más bien pocos— en los que uno oye como un coro de ángeles entona, desde el cielo, un canto celestial que nos ayuda a comprender que estamos ante un momento mágico e irrepetible: el descubrimiento del amor, el nacimiento de un hijo… o el minuto 2:00 del cortometraje de Uncharted, en el que, por fin, vemos cumplido lo que muchos fans alrededor del mundo afirmábamos desde la primera entrega de la serie, que Nathan Fillion era el candidato perfecto —con permiso de Jaime Cantizano— para meterse en la piel del ya legendario Nathan Drake.
El actor canadiense, conocido por ser Castle, siempre fue la mejor opción, no solo por su forma de actuar desenfadad, sino también por su aspecto —en el que no hacen falta demasiados retoques de maquillajes—, incluso en el nombre, todo eran señales para que él fuera el escogido y por fin, aunque solo sea durante unos escasos quince minutos, podemos verle en toda su gloria y su esplendor como el personaje de los videojuegos.
Pero la grandeza de este cortometraje sin ánimo de lucro —seguro que a Naughty Dog y a Sony les ha aparecido el símbolo del dólar en los ojos al verlo—, es que a pesar de su brevedad y de su escaso presupuesto, es, sin duda alguna, la mejor adaptación que se haya podido hacer jamás de un videojuego, no solo de la franquicia de Uncharted, sino de cualquier otro.
En cada segundo de este corto rezuma el estilo del juego, no solo el tono de la historia, sino también la ambientación e, incluso, la manera de filmar la acción. En ningún momento se tiene miedo de mostrar su origen, ya que en más de una ocasión se imitan secuencias, como los movimientos de cámara entre los vídeos y el más puro gameplay; así como las escenas de lucha; o cuando, en pleno tiroteo, se sigue al protagonista como si fuera un videojuego, haciendo sentir que solo te falta el mando para meterte de lleno en una nueva aventura de Nathan Drake.
Es inevitable que la cinta cojee, por ejemplo, en el argumento, al fin y al cabo, estamos hablando de apenas quince minutos, cuando los videojuegos dedican horas a desarrollar un argumento, incluso más que una película. Sin embargo, lo que por un lado parece flojo, lo refuerzan con cualquier otro elemento, con cosas tan pequeñas como escoger un Jeep rojo para asemejarse al que suele aparecer en los videojuegos, o con una breve investigación al más puro estilo Uncharted, o una banda sonora que, aunque no igual, lo suficientemente parecida como para darle empaque a todo el conjunto.
Y si no fuera poco con la presencia de Nathan Fillion en el papel protagonista —que se ha esforzado en imitar los gestos del personaje que interpreta—, a su lado también aparecen otros actores que, aunque no muy conocidos, mantienen el nivel interpretativo como Geno Sengers, Mircea Monroe y Ernie Reyes Jr.; esos por no hablar de Stephen Lang. Al principio no me convenció demasiado la elección del villano de Avatar para el papel de Sully —siempre me había imaginado a alguien más en la línea de Robert De Niro o de Bruce Campbell—, pero en seguida uno ve como el actor se mete en la piel del personaje sin ningún tipo de dificultad, con el puro, el bigote y el pelo blanco, consigue hacernos ver en seguida al bueno de Victor Sullivan. En este sentido, los detalles del corto están muy cuidados, ya que no solo recurren a los referentes claros, sino cosas tan discretas pero elementales como las cartucheras de Nate, el anillo que cuelga de su cuello o, incluso, su ropa.
Podría seguir hablando y hablando de las virtudes de este cortometraje, y defendiéndolo como la punta de lanza de la cultura libre, pero creo que entraría en senderos que prefiero no explorar. Lo importante es que estamos ante un logro del amor por el arte, por encima del deseo de hacer caja con todos los productos que se ofrecen al público; además de todo un disfrute que se puede disfrutar una vez tras otra a través del canal de YouTube del propio director completamente gratis.
A modo de postdata, dejadme enviar un mensaje a los responsables —los que sean, porque cambian tan a menudo que es imposible seguirles el rastro— de la película que se está preparando desde hace años con Tom Holland como el joven Nate: pensad en incluir a Nathan Fillion y al resto del equipo de este corto en la peli, aunque solo sea como un cameo, ya que seguro que mejora la recepción que tiene el público… ¡Ah, sí! Y para la próxima, haced como hicieron con Deadpool, dejaos guiar por los deseos del público, que al final es el que paga.