Recuerdo que hace unos años cuando acabé de ver Iron Man solo pude decir: «es la mejor peli de superhéroes que he visto jamás». Unos años después, cuando se estrenó Los Vengadores, salí de la sala diciendo: «es la mejor película de superhéroes que he visto jamás». Ahora, después de haber dicho que Infinity War también era una de las mejores películas de superhéroes, llega Endgame y me obliga a contradecirme una vez más, y es que es una de las mejores pelis de superhéroes que jamás he visto. Sin embargo, aunque parezca que me repito y que por mí habla la pasión que siento por Marvel y su universo cinematográfico, en realidad cada una de ellas ha sido la «mejor» película de superhéroes por diferentes motivos: Iron Man por la frescura del concepto, Los Vengadores por ser la primera en conseguir reunir varios protagonistas y no perderse en los egos y las cuotas de pantalla —algo que si sufrieron La era de Ultrón o Civil War—, Infinity War lo fue por plantearnos una situación que hasta ahora no habíamos visto, en la que el malo ganaba, y Vengadores: Endgame es la mejor por conseguir dar un final perfecto a una franquicia enorme, a la que muchos han querido emular, pero nadie ha conseguido ni tan solo parecerse.
A partir de este punto se hace complicado seguir con este artículo sin cometer el error de destripar la película a todo aquel que no la haya visto, pero hay ciertos elementos de los que se tiene que hablar incluso para poder comentar el argumento… Así que quedáis avisados.
Todo empieza apenas unos minutos después del chasquido que aniquiló la mitad del universo, justo cuando los Vengadores hacen honor a su nombre y encuentran a Thanos en su jardín. Sin embargo, cuando creen que conseguirán las gemas descubren que el titán las ha destruido para que no se pueda revertir lo que hizo, y Thor, en un arrebato de furia, le corta la cabeza… Así, tal cual, y san se acabó. Pero, a pesar de haber acabado con el villano, no han podido arreglar las cosas, y todos los supervivientes emprenden caminos separados para intentar reponerse de lo que significó el chasquido. Cinco años después, mientras Tony tiene un vida modesta y familiar con Pepper y su hija, Thor se autocompadece de borrachera en borrachera en Nuevo Asgard, y el Capitán América ayuda a los supervivientes —como lo hizo Halcón en El soldado de invierno—, la Viuda Negra dirige lo que queda de los Vengadores: Nebula, Rocket, Máquina de Guerra y Capitana Marvel, en todo tipo de misiones por el universo, aunque siempre con la espina clavada de que no pudieron hacer nada por salvar a esa mitad que destruyó Thanos. Pero todo cambia cuando reaparece uno a los que se creía desvanecido, Scott Lang. Ant-Man ha permanecido en el Reino Cuántico durante esos cinco años, que para él han sido solo cinco horas, por lo que tienen la brillante idea de viajar en el tiempo, reunir las gemas y evitar que Thanos acabé con la mitad del universo… pero las cosas no serán tan sencillas como se pueden imaginar, ya que deberán enfrentarse a antiguos y nuevos villanos. Y hasta aquí puedo leer para contar lo suficiente para abrir boca, pero no para chafar la peli.
Endgame es una película al servicio de los fans, es decir, si no se han visto todas las pelis habrá muchas cosas que no comprendamos, no solo argumentales, sino también guiños a otras entregas de la franquicia o situaciones que dan explicación a otras. A parte de esto es una historia apabullante, increíble e irrepetible, y que a nadie le den miedo las tres horas de metraje ya que se pasan volando ya que vamos de una cosa a otra sin esperar, sin tener tiempo para respirar y comprender todo lo que se nos está contando. Y es que está claro cuál es la misión de esta película, convertirse en el final. Por mucho que ya se hable de que el final de la Fase 3 es la segunda entrega de Spider-Man, la realidad es que Endgame marca el final de una era, un punto de inflexión en el que el Universo Cinemático de Marvel ya no será el mismo al que estamos acostumbrados desde hace más de diez años.
Lo más interesante de todo es que, a diferencia de anteriores entregas, en esta ocasión no hay dudas, preguntas o tramas abiertas, todo queda resuelto. De acuerdo, puede que haya algunos personajes cuyos futuros sean inciertos, pero eso ya forma parte del nuevo principio del UCM, lo que aquí vemos es el final de los Vengadores tal y como los conocíamos. No todos los miembros del grupo original —Iron Man, Capitán América, Thor, Hulk, Ojo de Halcón y Viuda Negra— sobreviven, otros se retiran claramente para no volver, y otros siguen adelante, pero siendo muy diferentes. En Endgame vemos como unos Vengadores pasan el testigo a los siguientes, es el final de un arco argumental que se ha extendido durante once años y veintidós películas.
Si quisiéramos describir Endgame en una sola palabra utilizaríamos «épica», pero no tanto por las grandes escenas de acción o los efectos especiales —mucho más discretos que en Infinity War—, sino por la trascendencia de lo que en ella se narra. Al verla, el público es testigo de un momento clave del cine, de cómo se termina algo, y además lo hace de forma brillante. Es como si la peli nos dijera: «Ey, chavales, esto va en serio, esto es el final, y muchos de estos héroes que tanto adoráis, ya no volverán». Además, el hecho de reducir a la mitad el número de protagonistas —gracias Thanos—, los que aparecen en pantalla pueden lucirse y sus historias se ven concluidas como merecían. Salvando todas las distancias, lo que Endgame significa para Iron Man y compañía, es lo mismo que significó Logan para Lobezno y Xavier, ese final digno con el que poner el broche de oro a un sinfín de brillantes éxitos.
Dejando a un lado algún que otro chascarrillo —inevitable siendo marca de la casa— esta trascendencia argumental hace que el tono de la peli sea mucho más dramático y oscuro a lo que nos tiene acostumbrados Marvel, pero es que el momento lo vale. Claro que está bien algunas puyas de Rocket, algunos comentarios de Stark o algunas bromas de Banner, pero se han sabido guardar las medidas y presentarnos una historia que aún hace más grandes a estos personajes y el universo al que pertenecen. Sinceramente, en una época en la que las salas se llenan de blockbusters hechos en serie y de pelis de autor incomprensibles, y en la que, no nos engañemos, cada vez salimos más indiferentes, esta peli nos hace desear volver a entrar y verla de nuevo. Así que, como recomendación final, id al cine a verla, dejaos llevar, ya que no hay enigmas, no hay incógnitas, solo el final de una historia que merecía ser contado de la manera que se ha hecho.
Podría extenderme con más detalles de la trama, dar más opiniones sobre cómo han resuelto los flecos de Infinity War, hablar de lo que nos puede deparar el futuro del UCM, sin embargo, y esto ya es una opción personal, creo que debo terminar aquí. No solo esta reseña, sino también mis reflexiones sobre las pelis de Marvel y el afán por ver la siguiente; puede que recupere la Fase 1 para la web o haga algún artículo cuando vuelva a verlas todas, pero dudo que me apetezca hablar de Spider-Man: Lejos de casa y las siguientes. Seguro que no soy el único, pero siento que, después de once años y veintidós películas —sin contar el bagaje previo de pelis de Marvel independientes—, algo me dice que debo retirarme; claro que veré las siguientes entregas, no soy tan mártir… ni soy tan fuerte como un héroe como para resistirme, pero lo haré desde la barrera, sin verme en la obligación de seguir estableciendo conexiones mentales, comprender las referencias y hablar de ellas después; lo haré solo por el placer de ir al cine. Y justo este preciso instante es el mejor momento para hacerlo, ya que lo hago con un magnífico sabor de boca, sabiendo que el cine me ha ofrecido algo inigualable y, por mucho que quieran mejorarlo —Marvel o sus competidores—, nada estará a la altura de ello. Por lo que lo mejor es respirar hondo, sonreír recordando los grandes momentos de esta franquicia y decir: Gracias y hasta siempre, Marvel.