¡Por fin! Por fin ha llegado a nuestras pantallas una de las películas más esperadas de 2015… Vengadores: La era de Ultrón.
Todo empieza tras recuperar el cetro de Loki de las manos de Strucker, líder de Hydra, que lo estaba utilizando para crear humanos «mejorados» —o inhumanos— para su ejército. Al descubrir que la gema del cetro es como un ordenador, Tony Stark y Bruce Banner deciden, a espaldas del resto de Vengadores, aprovechar lo que contenga para crea Ultrón, una inteligencia artificial destinada a proteger a la humanidad de ataques como el de los chitauri. Sin embargo, esta inteligencia artificial toma conciencia, destruye a J.A.R.V.I.S. y se escapa del laboratorio de los Vengadores tras amenazar de muerte a los superhéroes. Mientras estos buscan, Ultrón decide «evolucionar» creando cuerpos cada vez más poderosos y decide, con la ayuda de los gemelos Maximoff —dos «mejorados» de Strucker—, prepararlo todo para acabar con los Vengadores, a la vez que forzar una evolución de la humanidad hacia algo mejor… Él mismo.
Como no podía ser de otra forma —el estilo Marvel es el que es—, Joss Whedon reúne a todos los superhéroes que han ido apareciendo en el Universo Cinemático de Marvel desde que nació en 2008 con Iron Man, en una película colosal de casi tres horas de duración que no dejará a nadie indiferente. Con unos Vengadores más unidos que en la primera entrega, Whedon nos presenta un nuevo villano —aunque clásico del mundo de los cómics—, para que los héroes puedan lucirse una vez más.
Como llamados por su emblemático lema «¡Avengers Assemble!» —que, al final, el Capitán América está a punto de decir—, en Vengadores: La era de Ultrón se reúnen Iron Man, Thor, Hulk, Capitán América, Viuda Negra, Ojo de Halcón, Máquina de Guerra, Mercurio, Bruja Escarlata, Visión, y Falcon, sin mencionar personajes como Nick Fury o Maria Hill. Acepto que no era del todo necesario nombrarlos a todos, pero era esencial para ver la envergadura de esta película, ya que a parte de su extensión, del numeroso reparto, la acción deja Estados Unidos para descubrirnos otros escenarios. Dejando atrás Nueva York —cuna de gran parte de los superhéroes de Marvel—, en esta película conoceremos el ficticio país de Sokovia, donde transcurre gran parte de la acción, a la vez que se destruyen —porque es así— escenarios como Sudáfrica —lugar en el que se encuentran Hulk y el Hulkbuster— y Corea del Sur. Todo ello en pos del espectáculo y con el deseo, por parte de los realizadores, que estos héroes pertenecen a la Tierra y no solo a los Estados Unidos. ¡Ai, que pillines! Como se nota que queréis que la taquilla internacional responda.
La película, en general, es tan buena como cualquier otra, y se merece haber sido llamada como una de las más esperadas. Sin embargo, si desde que la vi no puedo negarme a la evidencia de que Los Vengadores es una de las mejores películas de la historia, en esta ocasión, hay algo que no me encaja para decir lo mismo.
Desde su estreno, el 30 de abril de 2015, he visto la secuela de Los Vengadores en diversas ocasiones, y a pesar de encontrarla muy entretenida y muy espectacular, cuando acabo de verla siempre siento como si algo me chirriara —y digo que me chirria a mí, porque no sé si soy yo o la peli—, literalmente, me deja a medias. Le he dado un sinfín de vueltas, pero sigo sin acertar a decir qué es lo que me deja mal sabor de boca. En este sentido, me he planteado diferentes posibilidades.
La primera: que haya un exceso de personajes que saturen la pantalla, solo de superhéroes hay once, si además sumamos personajes como Nick Fury, Maria Hill, Erik Selvig, Peggy Carter, Helen Cho o Heimdall, y la colección de villanos formada por Ultrón, Strucker, Ulysses Klaue o el Dr. List. Admito que muchos de ellos son personajes secundarios y, incluso, se podrían considerar como cameos, pero la mayoría son claves para la trama, mientras que en la primera parte, apenas eran diez personajes principales.
La segunda: que Ultrón no me ha cautivado, sinceramente. Admito que es un buen villano con trasfondo creíble, sin embargo, queda muy lejos del personaje de Loki, que era a la par malvado y divertido —¿cómo olvidar escenas como cuando arranca el ojo a un científico, el debate con Tony Stark, o la somanta de palos que le da Hulk?—; mientras que Ultrón va muy de frente, no tiene intenciones ocultas, no bromea —o lo hace poco—, y, para colmo, no tiene ese encanto innato de Tom Hiddleston. Además, por mi parte, esperaba que Hydra y Von Strucker jugarán un papel más relevante en la trama, y que no fueran meros justificantes para enlazarlo con el argumento de la serie Agentes de S.H.I.E.L.D. y del Capitán América: El soldado de invierno.
La tercera: que el tema de las «fases» de Marvel le quita encanto a la sorpresa, es decir, los propios de Marvel parece que nos estén spoileando. Si soy sincero, los spoilers nunca me han supuesto un problema, hasta que no veo la película me da igual lo que pueda «descubrir» antes de hora, ya que la gracia del cine es ir al cine. Sin embargo, ahora mismo sabemos perfectamente cuáles son las películas que prepara Marvel hasta el año 2019… ¡2019! Pero si faltan más de cuatro años. Además, poco a poco se van confirmando los repartos de las películas, por lo que ahora sabemos quién participara en las próximas, haciendo que dejemos de sufrir por saber si ese personaje sobrevivirá o no —recuerdo como sufrí viendo como Iron Man atravesaba el agujero de gusano provocado por los chitauri—. Entiendo que esta factoría se nutre del hype, pero llega un momento que si has visto todos los tráilers, los avances de televisión y las imágenes promocionales, poca sorpresa vas a tener.
Y, finalmente, la cuarta: que, como habéis ido viendo, puede que la principal causa de que Vengadores: La era de Ultrón no me haya satisfecho al cien por cien, haya sido que las comparaciones nunca son buenas, y al ver esta película es inevitable comparable con su predecesora, o con cualquier otra del Universo Cinemático de Marvel.
Con todo este rollo no quiero que me malinterpretéis —ya la lie con Interstellar, solo falta que también lo haga con esta—, Vengadores: La era de Ultrón me ha gustado tanto como cualquier otra de las películas del Universo Marvel, sin embargo no me ha sorprendido tanto como Iron Man o Thor: El mundo oscuro. Es por ello que, en cierto modo, temo ver Capitán América: Guerra Civil, mientras que le tengo muchas ganas a Ant-Man o Doctor Extraño.
Por otro lado —y lo que voy a decir supongo que no soy el único que lo ha notado—, Vengadores: La era de Ultrón más que un gran colofón para la Fase 2 —como fue Los Vengadores para la Fase 1—, es un punto medio, un interludio, entre el origen de la franquicia y el gran final de la Fase 3. Sin revelar nada importante, esta película nos muestra que la vida sigue y que todo tiene que evolucionar. Si ya tuvimos que aceptar que no habría Iron Man 4, esta peli nos dice que no será el único personaje del que nos tendremos que despedir, tarde o temprano.
A pesar de todo esto, y como decía al principio, Vengadores: La era de Ultrón es sinónimo de espectáculo y de diversión. En base a un brillante argumento que volverá a poner contra las cuerdas a «Los Héroes más Poderosos de la Tierra», esta película da al espectador todo lo que quería de esta película, ni más, ni menos. ¿Quieres una pelea destructiva entre Hulk y Hulkbuster? La tienes. ¿Quieres nuevos superhéroes? Los tienes. ¿Quieres un cartel lleno de estrellas? Lo tienes. ¿Quieres un romance? ¡También lo tienes! Puede que nunca diga que esta película es la mejor del UCM, sin embargo, está a la altura de ellas y es una buena peli.