
Siguiendo la estela de las películas biográficas sobre Queen —o, sobre todo, Freddie Mercury— y Elton John, ahora nos llega la de Weird Al Yankovic, otro músico genial que sorprendió a todo el mundo —entendiendo mundo como el mundo anglosajón— y que ahora nos relata su historia… completamente falsa.
Como un niño su pasión, el acordeón, le fue prohibida y hasta que no creció para ir a la universidad no pudo llevar al límite sus aficiones, como la música, el humor, las parodias y las camisas hawaiianas. Será entonces cuando Al, que adoptará el sobrenombre de Weird, tome las riendas de su carrera parodiando canciones conocidas, rehaciendo sus letras y dándoles un toque de humor que hará que el público enloquezca. Sin embargo, como en todas las historias de éxito, hay una crisis que le hará tocar fondo y enfrentarse a sus demonios, para después reencontrarse.
De base, esta película sigue el mismo ritmo y tempo que, por ejemplo, la mencionada Bohemian Rapsody, estallido, auge, caída y renacimiento de la estrella… sin embargo, se debe tener en cuenta que el protagonista de esta historia es Weird Al y, encima, la guioniza él mismo, así que se debe coger con pinzas todo lo que se narra. Lo cierto es que para el público no familiarizado con este personaje —entre los que me encuentro, a pesar de que el nombre no me era extraño, supongo que a raíz de Los Simpsons—, al principio uno cree que, aunque sea la vida de un humorista, lo que se narre sea relativamente cierto con ciertas licencias —como sucede en Un gesto estúpido e inútil—, pero esta película no es así. Pasados los primeros compases, lo que tiene lugar en pantalla se torna tan rocambolesco que las dudas se disipan y uno comprende —después de consultar la página de Wikipedia de Weird Al—, que la película al completo es como si fuera una de sus canciones. Ya que después de un inicio más bien extraño, el estrellato suena increíble, así como su relación con Madonna, el enfrentamiento con Pablo Escobar y un largo etcétera de imposibles, te das cuenta de que todo no deja de ser una broma a gran escala. Es aquí donde encontraría el único punto débil de la cinta, ya que si no se conoce demasiado al personaje y a su obra —como seguramente sucede a la mayoría de la gente que no haya crecido en Estados Unidos, Reino Unido o Australia— y, por lo tanto, no se entra enseguida en el juego, la confusión nos llevará a no disfrutar de la peli. Ahora bien, una vez te adentras en la locura de Weird Al, es toda una gozada… siempre que te guste el humor más absurdo imaginable.

A parte de un reparto lleno de caras conocidas del humor televisivo americano, con nombres que van desde Will Forte a Rainn Wilson, pasando por Thomas Lennon o Patton Oswalt, también se cuenta con gente como Toby Huss, Lin-Manuel Miranda, Michael McKean, Conan O’Brian, Jack Black o David Dastmalchian, el peso de la trama recae en los hombros de un irreconocible Harry Potter… quiero decir, Daniel Radcliffe —cada vez más alejado del personaje que lo hizo triunfar y más centrado en proyectos, como mínimo, peculiares— que borda su papel de apasionado música de polka y de una Evan Rachel Wood que se crece imitando a una Madonna de opereta.
El resultado final de un reparto que sabe lo que se hace, de un guión made in Yankovic y de una más que aceptable realización, es una cinta muy entretenida para los amantes del absurdo, que hará las delicias de los seguidores de Weird Al y que, para sorpresa de muchos, es mucho mejor de lo que podría esperarse. Ahora así, como hemos dicho, se tiene que ver con preaviso, ya que cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.